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En el XIII Congreso Internacional Ciudades y Transporte, organizado por WRI México, expertos y tomadores de decisiones se reunieron para hablar precisamente de la movilidad en las ciudades, y uno de los grandes temas fue la electromovilidad; algo que ya se comienza a diseñar para la Ciudad de México.
Entre los expertos reunidos en el Congreso, celebrado en octubre, se encontraba Manuel Olivera, Director para América Latina del Grupo de Liderazgo Climático C40 Cities, quien asegura que “México tomó la decisión de avanzar, y eso ya es una posición muy importante porque permite buscar una solución a lo que la ciudad necesita”. El avance al que se refiere Oliviera es la implementación de un corredor vial con autobuses de transporte público completamente eléctricos, es decir “una solución basada en electromovilidad” para el Eje 8 Sur en la Ciudad de México.
Para ver realizado el proyecto, C40 Cities, a través de la Asociación Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán), apoyan a la Ciudad de México a estructura un proyecto viable económicamente y técnicamente, según explica Gustavo Jiménez Vera, Asesor de Proyectos para México de GIZ.
Jiménez Vera asegura que la electromovilidad es un compromiso a nivel global, en el que alcaldes de diferentes ciudades del mundo han comenzado a sacar a los vehículos del centro de las ciudades para sustituirlos por movilidad eléctrica. Explica que en Londres, Alemania – tanto a nivel federal como local - y París, están moviéndose hacia la electromovilidad.
La Ciudad de México es una de las primeras ciudades latinoamericanas en adoptar un compromiso de esta magnitud. GIZ y C40 apoyan a través de un convenio con Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la CDMX, en la estructuración del proyecto y a conseguir recursos con bancas multilaterales, con recursos internacionales y fondos verdes.
Se trata de un proceso que podría tardar todavía algunos años, sobre todo para poder armar un esquema de financiamiento entre sector público y privado para impulsar la adquisición de la tecnología, pero una vez que se masifique la producción de autobuses eléctricos, los costos serían menores.
“Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Puebla, Hermosillo, Tijuana, entre otras ciudades, están interesadas en implementar la electromovilidad”, asegura Jiménez Vera. Se trata de implementar tecnología que no produce ruido ni contaminación y que no será tan cara en el futuro.
Actualmente la mayoría de las ciudades funcionan con “uno de los peores contaminantes del mundo”, asegura Manuel Olivera, y señala que “un tercio de las muertes por contaminación atmosférica son niños. Muertes evitables y enfermedades evitables”. Por ello Olivera recomienda a los gobiernos locales pensar en los niños: “denle la oportunidad de vivir”, además asegura que es necesario pensar en los enfermos por la contaminación, pues “todas las emisiones de diésel son pésimas para la salud, y todos estamos expuestos en la calle”.
Los cambios, sin embargo, requieren algo más que voluntad política, pues Olivera explica que los gobiernos requieren hacer cambios en los modelos de negocios, permitir la creatividad entre los proveedores para llegar a acuerdos diferentes. Además sugiere que, en la medida de lo posible, se eliminen los subsidios del diésel “para que los efectos negativos a la salud comiencen a ser pagados por parte de los consumidores del combustible”.
El tema de la electromovilidad está para quedarse. La ventaja de nuestros países es que tenemos la oportunidad de acelerar los cambios porque no tenemos que proteger a ningún productor de tecnología; a ellos los protegen otros países. Lo que tenemos que hacer es acelerar la transformación y, en lo posible, inducir la producción de la tecnología en nuestros países.
En ese sentido, Jiménez Vera explica que en términos de política pública, C40 y GIZ promueven “que haya una entrada de tecnologías limpias para que empiece la transformación, que el andamiaje legal en todos los niveles esté alineado para introducir nuevas tecnologías en las ciudades. Es un riesgo en las ciudades porque implica inversión adicional y capacitación, pero a largo plazo tiene beneficios muy redituables y es necesario iniciar para beneficiar al medio ambiente”, afirma Jiménez Vera.
Por su parte, Adriana Lobo, Directora del WRI México, explica que “el problema de la movilidad afecta la calidad de vida. Tiene que ver con bajar la congestión, mejorar calidad de transporte público, bicis, etcétera”. Se requiere voluntad política, “porque cada vez que haces cambios hay conflictos. Hay que cambiar la forma en que la gente hace las cosas. Siempre hay gente que gana o pierde. Es un tema de gran voluntad política, que se expresa en la capacidad, en el deseo, y la intención y habilidad para negociar”, señala Lobo.